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CLAVES PARA SER UN BUEN FISIOTERAPEUTA

Índice del artículo

Tener como objetivo ayudar a otras personas a que se sientan mejor.

Es imprescindible tener un especial interés personal por el otro e intentar empatizar con él. Tenemos que entender sus dificultades y dolor para poder aplicar un tratamiento.

La fisioterapia no es un conjunto de técnicas que, aplicadas al paciente, ofrecen unos resultados estables, fiables y repetibles. La fisioterapia tiene toda una tonicidad del gesto del fisio, todo un juego de transferencias y contra transferencias.

Cuando el fisioterapeuta tiene un verdadero deseo de ayudar, ofrecerá, no sólo la aplicación de una técnica, sino un marco relacional que ayudará al restablecimiento del equilibrio y la salud del paciente.

Vocación para seguir aprendiendo.

La formación y el aprendizaje deben ser constantes para estar al día de las diferentes técnicas y novedades que pueden surgir en este sector. Desde cursos on-line a masters y postgrados. Hay un sinfín de posibilidades para que el conocimiento profesional sea el más amplio posible.

Aunque llega un punto en que el aprendizaje se basa sólo en la aplicación de todos estos conocimientos que hacen que los matices y enriquezcas con un contenido que nadie te puede enseñar, tu propia experiencia.

Conocer tu propio cuerpo

Toda persona que quiera realizar una verdadera labor de ayuda debe de hacer su propio camino y recorrido personal que le va a dotar del verdadero poso que llene posteriormente cada uno de sus actos.

Y en ese proceso estará tu cuerpo, herramienta fundamental de tu trabajo y que será importante que conozcas para saber utilizarlo con maestría.

Responsabilidad y compromiso con el paciente.

Tu objetivo como fisioterapeuta siempre debe ser la prevención, recuperación y rehabilitación del paciente. Es importante la capacidad para atender a las personas en el ámbito preventivo, el tratamiento de lesiones y patologías asociadas a los movimientos, utilizando metodologías adaptadas a cada paciente.

PROFESIONALIDAD.

Debemos saber cuáles son nuestros límites como fisioterapeutas y cuál es nuestra formación. Si no somos capaces de tratar a un paciente o los tratamientos propuestos no han sido positivos, podemos intentar pedir consejo a algún compañero (sin que esto suponga un problema como profesional) y si seguimos sin encontrar el tratamiento adecuado, deberemos derivar al paciente a otro fisioterapeuta que sí pueda ayudar al paciente.

Hoy en día, muchos fisioterapeutas emprenden su propio negocio y al tener que sacar su propia consulta adelante, pueden caer en el error de intentar prologar los tratamientos con el fin económico como principal. Con esto, no solo perjudicamos al paciente, sino que a la larga nos acabará perjudicando como profesionales.

Enseñar al paciente.

La fisioterapia tiene que ofrecer libertad. Para que una persona se recupere de una lesión, sobre todo si es deportiva, es necesario una serie de pautas, consejos, cambio de hábitos, realización de ejercicios y demás pautas que se apliquen para reducir la probabilidad de recaer en la lesión, y también de sufrir otras lesiones.

Por lo tanto, una buena recuperación necesita complementar el trabajo pasivo y activo con una serie de consejos para tratar de prevenir otros problemas que pueda sufrir la persona como consecuencia de su actividad, ya sea cotidiana o deportiva.